
En mi trabajo diario me encuentro frecuentemente con personas que desean seguir el consejo nutricional para ordenar sus hábitos saludables. Quizás quieren dedicar más tiempo para cocinar o meditar, para mantenerse activas o escoger alimentos más sanos, pero se encuentran con el gran “adversario” que es la sociedad que hemos construido.
¿Es posible ser diferente y seguir hábitos saludables?
Hay gente que desea prescindir de las bebidas alcohólicas por ejemplo. Me dicen que se dejan llevar por diferentes situaciones como ” he quedado a tomar un vino y no voy a tomar otra cosa”. Además se resguardan en que el vino puede ser un componente teórico de la beneficiosa “Dieta Mediterránea”. Sin embargo la evidencia científica no ha mostrado que el consumo de vino sea un elemento protector de riesgos para la salud, a pesar de sus integrantes potencialmente beneficiosos.
Sí se ha comprobado que las bebidas alcohólicas en exceso son la causa de que 285 millones de personas padezcan serios trastornos y problemas de salud (OMS). El consumo moderado de vino podría ser aceptable en alguna circunstancia, pero su poder adictivo promueve el paso “de moderado a excesivo” muy fácilmente. ¡Hay que estar atentos!
Parece que ser diferentes y no tomar alcohol o evitar los alimentos menos saludables sea algo difícil de hacer, aunque el objetivo pueda ser positivo para uno mismo. Se habla del ambiente obesogénico o de las tendencias sociales y de como esto nos lo pone realmente difícil. Aunque sería positivo dejar de victimizarnos y decidir alejarse de los malos hábitos, para quizás conseguir cambios en el entorno cercano.
Los consumidores tenemos más poder de lo que sentimos para modificar las tendencias del mercado. Actualmente es destacable que según el informe Healthy Food and Brands, un 74% de los hogares españoles consideran importante llevar una dieta sana. ¡Practiquémosla! entonces.
Si dejamos de tomar dulces, bollería industrial o de consumir tantas bebidas alcohólicas, el mercado nos ofrecerá alimentos más saludables. Es cierto que las técnicas del marketing alimentario pueden confundirnos. Si bien y al tener claro lo que realmente queremos, lo podremos evitar.
¿Practicamos la Dieta Mediterránea o tomamos demasiados ultra-procesados?
En España vivimos pensando que estamos protegidos al vivir en un país mediterráneo con cultura de Dieta Mediterránea, pero ¿la practicamos realmente?. Según un reciente estudio*(2019), los españoles tomamos 385g/día de alimentos ultra procesados lo que supone un 24,4 % de la ingesta energética. En este estudio se concluye que un cambio a igualdad de calorías de alimentos ultraprocesados por alimentos procesados o mínimamente, se traduce en un descenso en la mortalidad. Según estos datos, nos lo estaríamos poniendo fácil al reducir la ingesta de ultraprocesados.
La Dieta Mediterránea por definición deja fuera los alimentos ultraprocesados. Aún así y como hemos visto, éstos tienen una presencia significativa en nuestra dieta. Además las encuestas muestran una ingesta insuficiente de frutas y verduras en la población española.

Quiero invitaros a la reflexión sobre lo que se consume en vuestras casas realmente y así mejorar la toma de decisiones, aunque vayáis contracorriente.
Consumamos productos menos procesados, prescindamos de las bebidas alcohólicas, tomemos menos azúcar… y eso es lo que el mercado nos ofrecerá.
por Paula Saiz de Bustamante
Mayo Clin Proc. 2019 Nov
Consumption of Ultra-Processed Foods and Mortality: A National Prospective Cohort in Spain;