Las cifras de sobrepeso/obesidad continúan subiendo y así la solución sigue en “busca y captura”, aunque los medicamentos Saxenda y Ozempic no son el milagro esperado. La noticia sobre la efectividad de estos fármacos en el peso, va de boca en boca.
Cada vez hay más personas que se documentan en internet y que se toman la salud por su mano. Arramblan con las soluciones teóricamente más “rápidas y milagrosas” para los diferentes problemas de salud como el sobrepeso. No suelen valorar riesgos, solo piensan en los beneficios, llegando incluso a la auto- medicación. Tras un consumo exagerado de Saxenda y Ozempic hemos llegado a una situación de escasez de estos fármacos en las farmacias. Sin embargo, su indicación principal es la diabetes.
¿Como actúan Saxenda y Ozempic y cuales son sus posibles efectos secundarios?
Es verdad que Saxenda y Ozempic pueden ayudar a perder peso pero también es muy cierto que tienen posibles efectos secundarios (reacciones gastrointestinales como las náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento y el dolor de cabeza). Además las personas con problemas de tiroides o que hayan padecido pancreatitis, entre otros, deberían evitar este tipo de fármacos. Se trata de medicamentos que deben ser recetados por un médico, tras la valoración del paciente.
Su mecanismo de acción produce sensación de saciedad y eso hace que la ingesta calórica sea menor. Los principios activos son similares a las “incretinas”, hormonas intestinales que retrasan el vaciamiento del estómago y así bajan la sensación de hambre. Aunque la principal función de estas moléculas es estimular la síntesis de insulina y así reducir la glucemia sanguínea. Por ello, la principal indicación de estos fármacos es para la diabetes.
Al tomar estos medicamentos ¿ estaría asegurada la pérdida de peso ?
¡No existe el milagro!. Si las personas no mejoran los hábitos alimentarios y de vida, estos medicamentos no van a solucionar el problema de peso. Al finalizar el tratamiento con Saxenda u Ozempic , en tal caso se recuperarían los kg perdidos y un posible efecto rebote. La clave está en el aprendizaje de nuevas formas de comportarse frente a la alimentación.
Quiero insistir en que hay estrategias alimentarias y de estilo de vida que pueden conducirnos a situaciones de mayor tranquilidad y saciedad.
El problema de la obesidad
La obesidad tiene múltiples orígenes tanto individuales, genéticos, problemas en el tubo digestivo… como en los hábitos de vida, el nivel socioeconómico y la influencia del entorno (actualmente bastante obesogénico). En numerosos casos no basta con cerrar la boca y volverse mas activo, sino que hay que tener en cuenta otras posibles causas.
En casos de obesidad compleja, estos medicamentos (entre otras técnicas por ejemplo quirúrgicas) pueden ser útiles, previa valoración de un médico especialista. Otros profesionales expertos en nutrición pueden hacer el acompañamiento que ayude a mejorar los hábitos.
La obesidad es una patología per sé, por tanto el desarrollo de medicamentos que contribuyan a resolverla siempre es una buena notica.
Evitar la automedicación y trabajar la saciedad es una buena herramienta
¡Evitemos la auto-medicación!. Sé que a la gente no le gusta someterse al control de la dieta y abandonar los hábitos nocivos… pero es clave poner en marcha la paciencia y empezar a trabajar con estrategias alimentarias que nos aporten saciedad. Sin duda, cuanto más plenos estemos comeremos menos y nuestro peso se equilibrará mejor. Ya sabéis, lo mejor es la alimentación rica en fibra y proteínas de calidad, el control de la dieta mediante Diario Dietético, tiempos invertidos en masticar y comer… y claro ¡la actividad física adecuada que no falte!
Os deseo un feliz final de año, disfrutando con medida.
Paula Saiz de Bustamante