Mucho empieza en septiembre y los buenos hábitos nos ayudan

Septiembre
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Tras los calores del verano, en septiembre nos sentimos más frescos y listos para los nuevos retos.

¡Todo empieza de nuevo!

Volvemos con buen color y bienestar tras el descanso estival, aunque quizás nos invada la pereza o el bajón al comenzar la jornada laboral. Sin embargo es el momento de preparar nuestro organismo para los nuevos retos. En espera está el bonito otoño y el tranquilo invierno.

Al sentir cansancio por retomar la jornada laboral, o si se ha ganado algo de peso tras “las licencias del verano” (alimentos con más azúcares,sal y grasas ), es momento de ajustar la alimentación, los hábitos y los ritmos diarios.

Os dejo algunos consejos que pueden ayudar en esta nueva etapa del año

1º Procurar mantener unos horarios de comida y sueño tempranos y estables , siempre que las obligaciones lo permitan.

2º Cuando sea posible, procurar adelantar la cena alargando así el ayuno nocturno.

3º Escoger tomar mayor cantidad de alimentos ricos en hidratos de carbono en la primera fase del día y más alimentos proteicos en la segunda.

Es adecuado decidir tomar al medio día las legumbres, los arroces, las pastas… con proteína (carne, aves o pescados), acompañando con ensaladas, y por la noche tomar las verduras con algo de patata y huevos o pescado, por ejemplo.

Equilibrando el peso

4º Empezar el día con un desayuno denso en nutrientes, rico en proteínas, hidratos de carbono favorables, fibra y antioxidantes. Esto demuestra tener un impacto positivo en el riesgo cardiovascular y en el control de la saciedad a lo largo del día, y así en el peso.

Mis alimentos favoritos en el desayuno son: la avena, los frutos rojos, el yogur griego, el queso fresco, el huevo duro, el aguacate, la albahaca, el pan masa madre, el aceite de oliva virgen extra, el tomate, las cremas de verduras, los frutos secos y el café o el té. Me gusta variar día a día.

5º Para mantener el peso equilibrado, los alimentos de origen vegetal son de gran ayuda. Procurar tomar un mínimo de 5 raciones de frutas y verduras y 2 raciones semanales de legumbres, sin olvidar los integrales en la alimentación diaria. Además de antioxidantes en estos alimentos aportan suficiente cantidad de minerales como el magnesio, tan importante para mejorar el cansancio.

Es positivo tener en cuenta que las verduras cocinadas con aceite de oliva aportan los antioxidantes más accesibles (biodisponibles) para el organismo. Las cremas de verduras cocinadas con aceite de oliva son una buena opción.

6ªPotenciemos  nuestro estado de ánimo al incluir dos raciones de pescado graso semanal, suficientes frutos secos y las semillas, por su aporte en omega 3. Además, el pescado aporta menos calorías que la carne, lo que favorece un peso saludable.

7º Prestar atención a nuestro diálogo interno puede ayudar a identificar el tipo de hambre que sentimos realmente, para así escoger suficientes alimentos de mayor calidad nutricional y evitar comer de más. Por ejemplo, puede ser que en un restaurante nuestro voz interna nos invite a terminar todo lo que hay en el plato (probablemente a consecuencia de un hábito de infancia), sin embargo habrá que preguntarse si lo necesitamos realmente. Recordad que compartir raciones siempre es una gran idea. También podemos llevarnos a casa lo que no hayamos comido.

Otros hábitos que pueden ayudar a sentirnos mejor

8º Exponerse a la luz solar por la mañana, siempre que sea posible. Esto mejora la concentración, la síntesis de vitamina D, el estado de ánimo y los ciclos de sueño.  Si no se pudiera hacer, es positivo abrir la ventana para recibir la luz del día directamente. En cualquier caso, procurar exponerse a la luz solar diariamente un rato  (al menos durante 60 minutos).

9. Intentar apagar los ordenadores y dispositivos electrónicos al menos una hora antes de irse a dormir.

10. Realizar diariamente al menos 30 minutos de actividad física moderada-vigorosa. Reducir el tiempo de sedentarismo a menos de 8 horas, por ejemplo al levantarse de la mesa de trabajo cada hora o al realizar llamadas telefónicas en movimiento. Sin olvidar los paseos en la naturaleza.

Al cuidarnos, sentimos bienestar.

 

 

La saciedad llega cuando hay tranquilidad comiendo

 

Saciedad
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El verano ya está aquí y esto nos hace felices, aunque también nos pone en guardia frente al posible exceso de peso y la imagen corporal. ¡Vaya! hay gente que buscará remedios rápidos para perder los kilos de más. Sí es recomendable estar atentos al peso aunque sin obsesiones. Lo mejor es seguir unos buenos hábitos durante todo el año que nos inviten a sentir saciedad y vivir con tranquilidad.

En España puede hacerse difícil optar por una alimentación saludable. Nos gusta mucho reunirnos en torno a la mesa, algo necesario pero que nos complica  para mantener el buen peso.  Al pasear por las terracitas compruebo que abundan las cervezas, refrescos, patatas fritas, etc, veo cuan difícil es evitar dejarse llevar. Aunque bien sabemos todos que hay alternativas saludables que pueden acompañarnos.

Pero sí, para tomar buenas decisiones la saciedad nos ayuda. La tranquilidad te puede permitir pararte y pedir un zumo de tomate o una cerveza sin alcohol, o incluso un agua con gas con limón y escoger unas aceitunas y pepinillos o mejillones para acompañar la bebida.

¿Como podemos sentirnos más saciados y decidir mejor?

La sensación de saciedad se traduce en la percepción de estar pleno, y está regulada por un sistema neuroendocrino complejo (a nivel neurológico y hormonal). A veces comemos para llenar vacíos emocionales y de forma compulsiva. Es probable que el sentirnos plenos nos ayude a evitar la compulsión comiendo.

¿Como se produce la buena saciedad?

Nos podemos sentir más saciados si permitimos que nos ayuden las señales de corta duración, en su mayoría hormonas producidas en al tracto gastrointestinal.

Las citadas señales tienen mayor o menor intensidad en función del tipo de alimentación que llevemos, los distintos hábitos de ingesta (rápida o lenta), el peso y de como funcionen nuestras emociones.

¿Que alimentos nos ayudan a sentirnos más saciados?

En relación con el tipo de alimentación, si tomamos alimentos con suficiente fibra y proteínas, hidratos de carbono complejos y pocos azúcares (de bajo índice glucémico), nos sentiremos saciados más fácilmente. Por ejemplo al tomar una ensalada de judías blancas, la síntesis de insulina será equilibrada y sentiremos la deseada saciedad. Pero si tomamos patatas fritas o un trozo de pan blanco, sin duda desearemos tomar más cantidad.

A su vez los alimentos amargos nos ayudan con la saciedad. Las sustancias amargas en ellos permiten regular el apetito y facilitan la digestión.

Alimentos como el brócoli, la rúcula, la lombarda, la col rizada, la endivia, el chocolate puro, el café solo, el té verde… todos ellos ayudan con la saciedad, sobre todo por su contenido en sustancia amargas. Las aceitunas machacadas aportan a su vez una cantidad interesante de sustancias amargas y un impacto positivo en la microbiota.

Cuando se sienten ganas de comer compulsivamente, se puede tomar una onza de chocolate con el máximo de cacao, 5 almendras crudas y un té verde. También es buena idea añadir rúcula, lombarda y brócoli en la ensalada y tomarla de entrante, además de escoger aceitunas machacadas de aperitivo.

El desayuno, es un buen momento para potenciar al saciedad a lo largo del día

Para sentir saciedad duradera es importante escoger bien los alimentos que rompen al ayuno nocturno. Al tomar suficiente proteína y grasa saludable hará que nos sintamos más plenos.

Por ejemplo al empezar el día con una ensalada de anchoas o melva con queso fresco, AOVE y especias, nos sentiremos más saciados que si tomáramos una tostada con mermelada.

La grasa en el pescado azul es muy saciante. Aporta omega 3 y vitamina D. Estos nutrientes, tomados en suficiente cantidad, nos ayudan a sentir buen humor y saciedad.

¿Cuanto tiempo tarda el cerebro en procesar la señal de saciedad?

Las señales secretadas en el tracto gastrointestinal durante la ingesta, tardan unos 30 minutos en llegar al hipotálamo e informar de que hemos comido suficiente. Si comemos muy rápido, ingeriremos mayor cantidad de alimentos antes de darnos cuenta. He podido comprobar frecuentemente como tan sólo en 10 minutos somos capaces de atiborrarnos de comida. Masticamos más rápidamente y con ansiedad.

Al invertir suficiente tiempo en comer, no sólo permitiremos la buena nutrición sino que también percibiremos más fácilmente las señales de la saciedad. A su vez disfrutaremos del placer de los buenos sabores y aromas que acompañan a los alimentos. Esto nos ayuda a sentirnos mejor, más tranquilos y plenos en cualquier circunstancia.

¿Como influye el estrés?

Al encontrarnos en situaciones estresantes (tanto físicas como emocionales), solemos elegir alimentos menos nutritivos. Por ejemplo aquellos ricos en azúcares y grasas saturadas, ultraprocesados entre otros. Pensamos que nos ayudan por qué están ricos pero realmente aumentan la ansiedad y la depresión. Además del propio estrés, los citados alimentos inhiben la saciedad y estimulan la síntesis de cortisol (hormona del estrés).

Para manejar mejor la situaciones estresantes que puedan inhibir la saciedad, sería favorable tomar conciencia de cual es el problemas e intentar mejorarlo. Aprender alguna técnica para practicar el comer atento (Mindful Eating), sería de gran ayuda.

 

 

“Juicing o Souping” Mejor Aléjate De Las “Modas” y Sigue Una Alimentación Saludable

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Ya sabemos que los vegetales y las frutas forman parte de la Dieta Mediterránea, y que son alimentos saludables. Lamentablemente los datos indican que la ingesta de los citados alimentos en España no es la que se espera de un país Mediterráneo.

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Los malos Hábitos de Vida pueden comprometer nuestra Fertilidad

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Comemos mal, vivimos con estrés, no descansamos lo suficiente y así no estaremos en consonancia con el equilibrio que exige nuestro organismo y sus ritmos circadianos. Tanto desbarajuste conduce, entre otros, a determinados trastornos hormonales.

 

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